lunes, 25 de febrero de 2013

Alegalidades y extrahecciones


Artículo escrito por Eduardo Gudynas de CLAES y publicado en el diario La Primera. El avance del extractivismo, dados sus serios impactos sociales y ambientales, intensidad y cobertura territorial, necesita de dos nuevas palabras para dejar en claro algunas de sus facetas más agudas.

La primera es “alegalidad”: son acciones formalmente legales, pero con efectos evidentemente contrarios al objetivo de las leyes. La palabra fue aplicada inicialmente a enormes corporaciones que seguían la letra de las leyes, pero aprovechaban todos sus vacíos y flancos para evadir impuestos, transferir ganancias o especular.  

El concepto de alegalidad describe mucho de lo que sucede con el extractivismo actual. Ocurre, por ejemplo, cuando las empresas aseguran que cumplieron las exigencias legales, y muchas veces es así, pero el resultado es un claro deterioro social y ambiental. 

El segundo nuevo concepto es “extrahección”. Palabra que deriva del latín, y significa arrancar por medio de la fuerza o violencia. Se la utiliza donde los recursos naturales son extraídos violando los derechos de las personas y la Naturaleza. Esto sucede de varias maneras, desde el incumplimiento de los derechos a un ambiente sano, a la persecución e incluso asesinato de líderes ciudadanos.

Como el megaextractivismo nunca sería aceptable bajo los marcos legales o para las comunidades locales, solo se puede concretar incumpliendo los derechos fundamentales. Las violaciones de esos derechos no son una consecuencia de ese extractivismo, sino que son una condición necesaria para llevarlo adelante.

Ver en: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas-y-colaboradores/alegalidades-y-extrahecciones_132092.html

jueves, 21 de febrero de 2013

Salvaguardando al Banco Mundial


Artículo escrito por César Gamboa de Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y publicado en el diario La Primera. La semana pasada se produjo la primera sesión de revisión de las políticas del Banco Mundial en Latinoamérica. Después de 20 años de vigencia, estos estándares ambientales y sociales han sido un modelo a seguir para dirigir las reglas del juego de la inversión a nivel global e influenciar en la gestión ambiental y social de nuestros países.

Hoy por hoy eso ha cambiado. El Banco Mundial sigue siendo un actor que influencia en las políticas públicas, generando conocimiento y manteniendo un sistema global de inversiones; sin embargo, son otros los capitales que “gobiernan” nuevas reglas del juego. En el 2010, el BNDES llegó a tener una carpeta de inversiones de $ 100,000 millones de dólares aproximadamente;  el Banco Mundial y el BID, entre los dos, no superaron los $ 40,000 millones.  El BNDES de Brasil no tiene salvaguardas y puede financiar proyectos de diversa magnitud, como Belo Monte hasta Inambari, o Pakitzapango.

Existe la preocupación global de que este proceso diluya la aplicación de las salvaguardas. Que exista el riesgo de debilitar estas “condicionalidades” de la inversión para pecar, y permitir que el Banco se introduzca en más negocios riesgosos. Esto se ha traducido en una carta de 30 organizaciones de la sociedad civil e indígenas, preocupadas porque estos requerimientos ambientales solo se aplican al 50% de los proyectos del Banco; o que se produzca un debilitamiento de la responsabilidad de monitorear y supervisar el cumplimiento de estas salvaguardas, como ocurre con su hermano, el IFC; entre otros.

Por otro lado, el Perú y la Región tienen mucho que aportar al proceso de definición de estas políticas. Tenemos procesos como la evaluación ambiental estratégica en posible implementación; instrumentos en revisión para los estudios de impacto ambiental de proyectos de alto riesgo; el primer proceso de consulta previa en hidrocarburos; programas de mitigación de impactos de la carretera Interoceánica Sur y Camisea; pretensiones de inversiones energéticas en ecosistemas sensibles, que solo la experiencia vivida aseguran una mejora de la definición de lo sostenible para las inversiones y su gobernanza. Creemos que la sociedad civil está preparada para aportar en las futuras reglas del juego, debemos asegurar ello.

Ver en: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas-y-colaboradores/salvaguardando-al-banco-mundial_131761.html

miércoles, 13 de febrero de 2013

Corporaciones vs. Estados


Artículo escrito por Alejandra Alayza, coordinadora ejecutiva de la Red Peruana por una Globalización con Equidad (RedGE) y publicado en el diario La Primera. Cada vez son más las demandas contra los Estados que hacen las corporaciones utilizando los súper derechos que les confieren los TLC o los Tratados Bilaterales de Protección de Inversiones (TBI). A nivel global hay demandas de diversos tipos, y en general son los países en desarrollo los que suelen ser los más demandados por las grandes corporaciones. Por ejemplo, Uruguay ha sido demandado por la tabacalera Philip Morris, por implementar medidas de prevención a los fumadores estableciendo criterios especiales de etiquetado para el empaque de cigarrillos. México perdió hace ya varios años una millonaria demanda al amparo del NAFTA, contra la empresa METALCLAD por que un municipio local prohibió la construcción de una planta de desechos tóxicos en el centro de la ciudad.  

El Perú no está fuera de la mira de las corporaciones. A la ya conocida demanda por US$ 800 millones del Grupo RENCO (DOE RUN) contra nuestro país en el marco del TLC con los Estados Unidos por el caso La Oroya, todo indica que pronto se sumaría una nueva demanda. Esta vez el capítulo de protección de inversiones del TLC con Canadá sería el que albergaría la demanda contra el Perú de la empresa minera canadiense Bear Creek. Recientemente la empresa dio a conocer que, de no resolverse el litigio por acción de amparo hasta finales de este año, iniciaría una demanda contra nuestro país por US$ 25 millones. 

Una demanda que podría tener serias implicancias en el acceso de los medicamentos se ha dado en Canadá. La trasnacional farmacéutica Eli Lilly ha demandado a este país por US$100 millones, debido a que una corte canadiense ha invalidado la patente del medicamento Strattera para el déficit de atención. La farmacéutica ha demandado a Canadá por expropiación y trato discriminatorio debido a que estaría permitiendo la entrada de la competencia de genéricos, al no otorgarles el derecho de ser el único proveedor (venta monopólica) que le conferiría el tener patente. El riesgo es grande, no sólo solventar el proceso de demanda, sino elevar el precio de este medicamento al permitir que exista sólo un proveedor en el mercado. Una combinación letal: los perversos mecanismos de protección de inversiones que iniciaron los TLC sirven ahora para reforzar los también sensibles mecanismos de protección de la propiedad intelectual. 

Todas las sumas sobre el TLC pareciera que favorecen a las corporaciones, ponen en jaque a los Estados y dejan desamparados a los ciudadanos. No hay presupuesto ni país que aguante. Casos como este podrían pasar en el Perú. A pesar que el Presidente Humala ha expresado, en por lo menos dos ocasiones frente a sus pares latinoamericanos, su preocupación por estos súper derechos, no se anima a ponerle el cascabel al gato y en el contexto de nuevas negociaciones, como las del Acuerdo Trans Pacífico (TPP), evitar los ya conocidos riesgos que conlleva este modelo de protección de inversiones.

Ver en: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas-y-colaboradores/corporaciones-vs-estados_131111.html

lunes, 11 de febrero de 2013

Recursos Naturales: ¿Maldición y/o Bendición?


Artículo escrito por Armando Mendoza y publicado en el diario La Primera. Un aspecto interesante de la globalización, es que la difusión de las experiencias en políticas públicas de otros países se ha acelerado y facilitado enormemente. Hoy existe abundante información sobre los retos y problemas que encaran los países en vías de desarrollo, así como sobre sus errores y fracasos; lo que debería  justamente prevenir que otros países; como el Perú; tropiecen con la misma piedra.

Particularmente relevante para nosotros es la experiencia de países ricos en recursos naturales, y la cuestión de cómo definir dicha abundancia: ¿una bendición o una maldición?. Esta cuestión surge como resultado de investigaciones sobre desarrollo económico que encontraron una sorprendente paradoja: países con abundancia de recursos naturales y donde las industrias extractivas tienen un peso económico considerable, han exhibido en décadas recientes tasas promedio de crecimiento menores respecto a países que no cuentan con demasiados recursos naturales.

En principio, la conclusión sobre esta paradoja fue directa y simple: la abundancia de recursos naturales; cuya explotación genera una renta elevada y fácil; distorsiona la economía, alimentando la ineficiencia y el rentismo, y, a la larga, termina obstaculizando el desarrollo.  Pero la realidad es más compleja, pues por cada país que, pese a su riqueza natural, sigue hundido en el subdesarrollo, hay otro que ha conseguido mejorar de forma sustancial su situación económica y social: Chile, Noruega, Canadá, son ejemplos de países donde la abundancia de estos recursos fue una bendición.  Y es que los recursos naturales pueden lo mismo ser bendición o maldición: todo depende de cómo sean explotados, y como su renta sea canalizada y utilizada.

En esto hay múltiples lecciones para el Perú, que vive en pleno auge de las industrias extractivas: No dejarse marear por esta prosperidad, que es transitoria. Guardar pan para mayo, constituyendo fondos soberanos. Gastar juiciosamente; es decir;  no elefantes blancos (o monumento al árbitro, a la maca, etc.). Tener un plan con  un horizonte de largo plazo para cuando la mina o el pozo se agoten (que tarde o temprano sucede).  Generar y desarrollar capital; sobre todo humano; invirtiendo en ciencia y tecnología (rubro en el que Perú hasta ahora no pasa ni con vacacional). Diversificar la economía, impulsando otros sectores productivos, para no depender tanto de la mina y el pozo.

Así, la discusión de políticas para el aprovechamiento de nuestros recursos naturales debe ir más allá de generalizaciones y demagogias. No sólo se trata de captar más renta (lo que indudablemente es justo) sino también de cómo utilizar dicha renta, pues la tan mentada maldición de los recursos naturales, sólo lo será sí lo permitimos. 

Ver en: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas-y-colaboradores/recursos-naturales-maldicion-y-o-bendicion_130907.html