lunes, 18 de mayo de 2015

Incertezas globales, nerviosismos locales

Artículo escrito por Eduardo Gudynas, de CLAES, publicado en el diario UNO. Las condiciones globales y las reacciones nacionales una vez más aparecen estrechamente determinadas. Las incertidumbres en la economía y comercio internacional están llevando a un creciente nerviosismo en los gobiernos sudamericanos. En lugar de calmarse para buscar las mejores opciones económicas y sociales, hay Estados que parecen caer en el pánico, y profundizan los extractivismos con tal de seguir exportando.

En efecto, en los mercados internacionales han caído los precios de las materias primas y la disponibilidad de dinero para inversiones (y los préstamos son más caros). Nuestro gran comprador, China, se desacelera. El comercio global crece muy modestamente (menos del 4% en 2015), y espacios  de negociación, como la Organización Mundial de Comercio, están estancados.

En el pasado, casi siempre la marcha de los precios de nuestras commodities era diversificada, donde algunas caían, pero otras se mantenían estables o subían. Pero la alarma actual se debe a que en los últimos 12 meses, cayeron todos los precios.  La mayor reducción ocurrió con el petróleo (-45%), y le siguieron alimentos (-23%) y metales (-21%).

Ante situación, varios gobiernos se pusieron nerviosos. No contaban con muchas alternativas económicas y productivas porque todos ellos, sin excepción, no diversificaron sus bases productivas y económicas. Por lo tanto apelan a seguir exportando materias primas.

Para compensar la caída en los precios, se lanzan a multiplicar los volúmenes extraídos. Para mantener los emprendimientos, flexibilizan las normas sociales y ambientales.  Para seguir recibiendo inversión extranjera, dan nuevas concesiones y tejen subsidios ocultos, y llegan a aceptar dudosos acuerdos comerciales con China.

Estas supuestas soluciones son todavía más gravosas, los impactos locales sociales y ambientales de esas extractivismos se multiplican, se refuerza la resistencia ciudadana, y por ello, para mantenerlos, los gobiernos caen en sesgos autoritarios.

La lección es clara: dejaron pasar la posibilidad de construir transiciones post-extractivistas aprovechando los ingresos extraordinarios que recibían. Ojalá aprendan, y retomen ya la búsqueda de alternativas para no seguir dependiendo de las materias primas.


miércoles, 13 de mayo de 2015

¿Finalmente Sierra del Divisor?

Artículo escrito por César Gamboa de DAR, publicado en el diario UNO. Asistiendo a un evento internacional sobre tenencia de tierra y cambio climático (Oslo), uno podía concluir lo difícil que será lograr que se implemente el Acuerdo Perú Noruega para conservar el todo que es la Amazonia. Sin embargo, hay algunos retos más cercanos y asequibles como la creación del Parque Nacional Sierra del Divisor.

Un poco de historia de parte. Hace casi 08 años, Derecho Ambiente y Recursos Naturales fue invitado a formar parte de un grupo de sociedad civil, junto con organizaciones conservacionistas e indígenas, para acercar ambas agendas en la protección de esta área de 1.4 millones de has, tan rica en biodiversidad y donde viven pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial. Finalmente, después de un dialogo complejo, se logró tener una posición común de avanzar en la protección integral del área, lo que permitiría la coexistencia de un área protegida con la existente ya Reserva Territorial Isconahua. Es algo que las organizaciones siguen proponiendo para otros pueblos como los Mashco Piros.

Este gobierno no se ha caracterizado por la creación de áreas protegidas. Han pasado los años y las amenazas han crecido, no podemos hablar de un mosaico de áreas, sino de múltiples amenazas en una frontera donde pasa la tala y minería ilegal, así como el narcotráfico; una posible carretera y proyectos de hidrocarburos no hacen más que potencializar posibles impactos indirectos y donde sería necesario un ordenamiento más integral de la Cuenca del Ucayali, que va más allá de la conservación de la biodiversidad, al menos, pensando a futuro.

Mientras ello ocurre, nos unimos para que Sierra del Divisor sea un Parque Nacional que proteja al mono guapo colorado, el Cerro el Cono y a los pueblos indígenas Isconahua que habitan en él. Quizás la creación de un parque más en la Amazonia no sea la solución para conservar el bosque, y por otro lado, no hay voluntad política de titular tierras y reconocer territorios indígenas en un año pre electoral. Mientras las cosas son lentas, las amenazas actuales van avanzando y Sierra del Divisor puede ser parte de un mosaico de áreas complementarias con la convivencia de pueblos indígenas aislados, siendo la fórmula, en muchos sentidos, para impedir que se produzcan más contactos forzosos con ellos. Al menos, por ahora.