Artículo escrito por Eduardo Gudynas, de CLAES, publicado en el diario UNO. Las condiciones
globales y las reacciones nacionales una vez más aparecen estrechamente
determinadas. Las incertidumbres en la economía y comercio internacional están
llevando a un creciente nerviosismo en los gobiernos sudamericanos. En lugar de
calmarse para buscar las mejores opciones económicas y sociales, hay Estados
que parecen caer en el pánico, y profundizan los extractivismos con tal de
seguir exportando.
En efecto, en
los mercados internacionales han caído los precios de las materias primas y la
disponibilidad de dinero para inversiones (y los préstamos son más caros). Nuestro
gran comprador, China, se desacelera. El comercio global crece muy modestamente
(menos del 4% en 2015), y espacios de
negociación, como la Organización Mundial de Comercio, están estancados.
En el pasado,
casi siempre la marcha de los precios de nuestras commodities era
diversificada, donde algunas caían, pero otras se mantenían estables o subían.
Pero la alarma actual se debe a que en los últimos 12 meses, cayeron todos los
precios. La mayor reducción ocurrió con
el petróleo (-45%), y le siguieron alimentos (-23%) y metales (-21%).
Ante situación,
varios gobiernos se pusieron nerviosos. No contaban con muchas alternativas
económicas y productivas porque todos ellos, sin excepción, no diversificaron
sus bases productivas y económicas. Por lo tanto apelan a seguir exportando
materias primas.
Para compensar
la caída en los precios, se lanzan a multiplicar los volúmenes extraídos. Para
mantener los emprendimientos, flexibilizan las normas sociales y
ambientales. Para seguir recibiendo
inversión extranjera, dan nuevas concesiones y tejen subsidios ocultos, y
llegan a aceptar dudosos acuerdos comerciales con China.
Estas supuestas
soluciones son todavía más gravosas, los impactos locales sociales y
ambientales de esas extractivismos se multiplican, se refuerza la resistencia
ciudadana, y por ello, para mantenerlos, los gobiernos caen en sesgos autoritarios.
La lección es
clara: dejaron pasar la posibilidad de construir transiciones
post-extractivistas aprovechando los ingresos extraordinarios que recibían. Ojalá
aprendan, y retomen ya la búsqueda de alternativas para no seguir dependiendo
de las materias primas.