Artículo escrito por Eduardo Gudynas de CLAES y publicado en el diario La Primera. Pocos son los que advierten que, en la actualidad, los deseos y planes de los ministros de economía están cada vez más condicionados por factores ambientales, muchos de los cuales ocurren en apartados rincones del planeta.
En las últimas semanas, las lluvias que llegaron a algunas regiones de Rusia y Australia dieron alivio a la producción agrícola, con lo cual se esperan cosechas aceptables. Inmediatamente reaccionaron los centros globales de cotización de cereales, y sus decisiones arrastraron los precios de otros alimentos. De esa manera, la marcha del clima en el otro lado del planeta terminará afectando, por ejemplo, los precios de los alimentos en naciones como Perú.
Más cerca, en Brasil, los planes gubernamentales de crecimiento económico están en riesgo por la caída en la disponibilidad de agua en muchas represas. Eso obliga que el gobierno de Dilma Rousseff deba encender centrales de generación térmica, muchas de ellas alimentadas por gas natural. El gobierno se ve así obligado a destinar grandes cifras de dinero para contar con una electricidad cada vez más cara, y por lo tanto se debilita su crecimiento económico. También redobla su interés en obtener energía barata desde las naciones vecinas, como pueden ser los planes de construir represas en la Amazonia peruana.
Nos encontramos frente a una estrecha asociación “eco-eco”, explicada por las vinculaciones de las condiciones ecológicas sobre el desempeño económico. La variabilidad climática, con episodios de sequías e inundaciones, que se alternan en los distintos rincones del mundo, tiene efectos económicos tan importantes como las decisiones que puedan tomar los ministros de economía en Pekín o Washington.
Esta vinculación “eco-eco” no es sencilla de abordar para la economía clásica, y en particular cuando muchos países sufren la recesión. El economista Joseph Stiglitz recientemente alertaba sobre los “problemas que la crisis impide ver”, y sin dudarlo, dice que el más importante es el cambio climático. A su juicio, se deben reducir las emisiones de gases con efecto invernadero con medidas específicas, algo que no se está haciendo adecuadamente, y no debería asumirse que la recesión aliviaría este problema.
Así como la economía se encuentra muy interconecta a nivel global, todavía más estrechas son las vinculaciones ecológicas planetarias. Estos dos mundos no están separados, y la marcha del desarrollo está acotada por la salud ambiental. Dicho de otra manera, la economía peruana también depende de la ecología.
Ver en: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas-y-colaboradores/la-condicion-global-eco-eco_129954.html
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