Artículo escrito por José De Echave, de CooperAcción y publicado en el diario La Primera. Los editoriales de los
principales periódicos a nivel mundial se preguntan por qué en países que
atraviesan por uno de sus mejores momentos de crecimiento y estabilidad
económica se producen las movilizaciones sociales más importantes de las
últimas décadas.
En Turquía la indignación y el
rechazo al avance destructivo de proyectos inmobiliarios y grandes centros comerciales y la consiguiente
defensa de parques y áreas protegidas, ha desatado una amplia movilización. En
la plaza de Taksim, en Estambul, los manifestantes protestan en contra del
gobierno turco por temas tan variados como la ecología, la corrupción y la
impunidad de los que comparten el poder político y económico.
En Brasil las protestas se
iniciaron en las ciudades en las que se aumentaron el precio de los pasajes. A
los pocos días, ya se habían extendido a cien ciudades, pese a que las
autoridades retrocedieron en la medida. Ya no sólo se cuestiona el alza de los
pasajes, sino también los más de 26 mil millones de dólares que se piensan
gastar en el próximo mundial de futbol y en las olimpiadas y la agenda se ha
ampliado a temas de educación, corrupción y violencia.
Como ocurriera en Chile, en
Brasil y Turquía, los jóvenes han tomado las calles y sus demandas se conectan
con los movimientos de indignados de otros países. En este contexto cabe preguntar si algo similar podría ocurrir en
nuestro país.
No es sencillo dar una respuesta
definitiva. Lo cierto es que cada país presenta características propias. En los
últimos años, en el Perú se ha registrado movilizaciones importantes que
responden a agendas más específicas: desde el capítulo doloroso de Bagua,
pasando a la movilización por la defensa del agua, los numerosos conflictos mineros
y la marcha de los cuatro suyos que se trajo abajo a la dictadura fujimorista.
Si bien es cierto que la conflictividad en los últimos años, ha ido en ascenso
y todo indica que la tendencia continuará, por el momento todas estas luchas no
se expresan necesariamente en grandes movilizaciones nacionales.
Sin embargo, la terca lucha de
las comunidades de Bambamarca y Celendín por defender sus lagunas es una
expresión a la peruana de las luchas de los indignados en todo el planeta. El
crecimiento económico de los últimos años en nuestro país tampoco se expresa
como algunos quisieran en paz social. ¿Qué pasará más adelante? Difícil de
pronosticar.
Sin embargo, no hay que perder de
vista el creciente malestar que se percibe en diversos sectores sociales del
país y que está a la base de la próxima jornada de lucha del 4 de julio. Un
gobierno que sigue cediendo a las presiones de los grandes grupos económicos,
que anuncia nuevos paquetes para facilitar aún más las inversiones sin
equilibrios sociales y ambientales, está generando las condiciones para que la
indignación aumente cada vez más.
Ver
en: http://www.laprimeraperu.pe/online/columnistas-y-colaboradores/los-indignados-de-las-lagunas-y-de-otras-latitudes_142545.html
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