Artículo escrito por César Gamboa de DAR, publicado en el diario La Primera. Hace ya varias semanas, distintos
representantes de la DBA, gremios empresariales y seudo expertos, han
mencionado que la consulta es una traba para las inversiones, que las
comunidades campesinas no son indígenas, que detrás de todo esto está el
movimiento antiminero y que no necesitamos la consulta porque tenemos tanta
riqueza que lo que necesitamos es repartirla de manera equitativa y que en todo
caso, hay que aplicar solo mecanismos de participación ciudadana. Para resumir,
nada nuevo.
Después de estas viejas criticas,
uno podría decir que se está avanzando en la agenda de implementar la consulta
previa, sino, no se entenderían estos “alertas”. Mientras que se va empujando
la situación de la consulta de hidrocarburos por Perupetro, saliendo del
enfoque de dar información a los indígenas y pasar a lograr acuerdos de fondo,
como discutir que contenidos podrían incluirse en los contratos, tenemos a un
sector privado ciertamente alarmado por los efectos que podría tener la
consulta para su modelo de negocio, que no piensan soltar. Debemos entender que
no hay complot, sino el curso de una historia que nos dice que este modelo de
inversiones está agotado, que para continuar debe asumir costos de gobernanza más
robustos y que la legitimidad se gana centímetro a centímetro.
Ciertamente, el efecto de un
nuevo procedimiento de consulta, así como la evaluación ambiental, puede
generar demoras, pero depende del Estado invertir en ello, con cambios
institucionales, capacitando a su personal, fortaleciendo a su autoridad. Esos
temas de fondo no se discuten, más bien se propone denunciar el Convenio 169 de
la OIT, a la vieja usanza de desconocer la competencia contenciosa de la CIDH,
en el gobierno Fuijimori, ya vemos que la democracia aun no entra en fuegos en
la gestión de los recursos naturales, pues si solo se piensa en rentabilidad, a
largo plazo, esta no será tan alta como creemos.
Creo que estamos en un escenario
donde el Estado es un árbitro de una puja de poderes y discursos entre el
gremio empresarial y la sociedad civil, autoridad extractiva y organizaciones
indígenas, entre la DBA y fuerzas progresistas, por lo que parece que se viene
una crisis que produzca algún cambio, esperamos para bien. Y esperemos algún
salvavidas también.
Ver
en: http://laprimeraperu.pe/columna/contra-campana-de-la-consulta/
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