Artículo escrito por José De Echave, de CooperAcción, publicado en el diario UNO. Cuando en las páginas de economía, en los editoriales de nuestros principales medios, en los programas de televisión y radio, se hablan de las economías a las que debemos mirar e imitar, nunca se menciona a Bolivia. Mirando la región, antes se mencionaba a Chile (ahora ya no tanto) y ahora a Colombia, pero nunca a Bolivia.
Sin embargo, no está demás subrayar que Bolivia lidera desde hace un tiempo el crecimiento económico de la región. En medio de la desaceleración económica de toda América Latina, Bolivia destaca nítidamente: según la CEPAL, el crecimiento regional promedio en 2014 no será más del 1,1%, sin embargo la economía boliviana crecerá por encima del 5%.
Los mismos que hablaban del milagro peruano y que el crecimiento de nuestra economía se debía exclusivamente a las bondades del modelo económico vigente en los últimos 20 años (obviando el favorable contexto externo), miran con desdén a Bolivia y dicen que si este país está creciendo es por el contexto externo favorable y no por sus políticas. ¿Total? No estaría demás pedirles un poco de coherencia a nuestros analistas de la concentración mediática.
Lo cierto es que con un conjunto de políticas muy diferentes a las que se aplican en el Perú y que se han alejado en la última década de la ortodoxia neoliberal, Bolivia no ha perdido el paso, pese al cambiante escenario internacional. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, subraya que “Bolivia tiene las reservas internacionales más altas por persona de la región, un bajo endeudamiento público y un desempeño "muy prudente" de la macroeconomía”. Además se menciona que el PIB boliviano del 2014 cuadruplica la cifra que se tenía hace casi ocho años y la política de redistribución de los ingresos permite que las ganancias se repartan, con una mejora del salario mínimo y programas sociales que impactan en la reducción de la pobreza.
Sin duda Bolivia, como el resto de las economías de la región, enfrenta serios desafíos y tiene varios cuellos de botella por resolver -como la extrema dependencia de la renta extractiva, la necesaria diversificación de su economía, la degradación de su territorio, los crecientes costos sociales y ambientales, etc.-, sin embargo el ejemplo boliviano muestra que sí hay alternativas a la ortodoxia neoliberal y que otras políticas pueden aplicarse con éxito. Por eso algunos pretenden ignorar la experiencia boliviana.
El presidente Evo Morales acaba de iniciar su tercer mandato, con un respaldo social y político y una estabilidad económica nunca antes vista en ese país. En cambio en el Perú, Humala entra al último tramo de su gobierno pidiendo tiempo y esperando que suene la campana. Está claro que los caminos que eligieron fueron totalmente distintos y los resultados también.
Ver en: http://diariouno.pe/columna/bolivia/