jueves, 25 de julio de 2013

Cuestión de confianza

Artículo escrito por Alejandra Alayza y publicado en el diario La República. Cada vez menos expectativa sobre los posibles anuncios que pudiera hacer el Presidente este 28 de julio en el mensaje presidencial. En un contexto de protesta callejera y renuncias ministeriales de último minuto, los asuntos de confianza se tornan centrales. Recuperar la confianza, podría ser la apuesta. Pero, ¿cuál es la confianza que querría recuperar el gobierno?.

Si algo nos deja este primer semestre, es la evidencia de la efectividad con la que operan las campañas de presión para brindar “confianza” a los inversionistas. Al parecer este argumento todo lo puede, logra movilizar las decisiones del gobierno y lo más interesante su flexibilidad: todo entra.
En  menos de 10 días logró limitar el debate sobre empresas públicas-estatales, y logró la promulgación de los decretos para acelerar la inversión, debilitando instrumentos para la gestión ambiental, el patrimonio cultural y el derecho de consulta. La campaña está fuerte y va por más.

Las lecciones de Pascua Lama y el mensaje presidencial

Artículo escrito por José De Echave, de CooperAcción y publicado en el diario La Primera. La semana pasada la Corte de Apelaciones de Copiapó en Chile, ratificó el fallo que hace un par de meses paralizó el megaproyecto minero Pascua Lama. Como se sabe, Pascua Lama es uno de los proyectos más importantes del mundo, con una inversión comprometida de más de 8 mil millones de dólares, a cargo de la canadiense Barrick Gold. Además, por su ubicación  en zona de frontera, está considerado como el primer proyecto minero binacional del planeta.

El fallo y su ratificación dan la razón a los pobladores y a las organizaciones ambientales chilenas, que venían batallando por los impactos que generaba el proyecto minero en un ecosistema de glaciares. Un reciente comunicado de un grupo de instituciones de ese país, señala que Pascua Lama ha sido el proyecto minero más resistido en la historia chilena y que pese a ello la empresa “ha hecho lo que ha querido; ha contaminado las aguas, destruido varios glaciares y dañado irreparablemente otros, ha interferido gravemente el ecosistema en la alta cordillera y ha comprometido la vida de las poblaciones”.

Decisiones como las de Pascua Lama, impensables hace un tiempo, son una muestra que las cosas se están moviendo y que los Estados receptores de inversiones comienzan a tomar decisiones que no necesariamente coincide con los intereses de los inversionistas. En el Perú debemos insistir con la pregunta de si algo así podría ocurrir.

El 28 de julio se cumplen dos años del gobierno de Humala. Hace un año, el presidente peruano anunció la creación de una Comisión Multisectorial que debía elaborar un conjunto de propuestas de reformas orientadas a construir “una nueva relación con la minería”. Sin embargo, hasta ahora no queda claro en qué consiste la anunciada “nueva minería”. En cambio, en lo que sí se ha avanzado es en la tarea de destrabar las inversiones.

¿Qué anunciará el presidente el próximo 28 de julio al inicio de su tercer año de gobierno? Seguramente el tema de las inversiones ocupará un lugar central en el discurso. En este punto el presidente tiene algunas cifras que mostrar, como por ejemplo que las inversiones mineras no se han desacelerado como dicen algunos. Lo que seguramente no podrá demostrar es cómo avanza lo de “la nueva relación con la minería”. ¿Se acordará de lo que ofreció hace un año?
Ver en: http://www.laprimeraperu.pe/online/columnistas-y-colaboradores/las-lecciones-de-pascua-lama-y-el-mensaje-presidencial_144944.html

jueves, 11 de julio de 2013

Fundamentos del Progreso Peruano: el Guano Moderno

Artículo escrito por César Gamboa de Derecho Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y publicado en el diario La Primera. Tuve la oportunidad de participar en una reunión en la cual el economista peruano Oscar Ugarteche exponía algunas reflexiones sobre los problemas de la economía global y los signos de una recesión de los mercados.
Lo que se pintaba era sombrío porque cada vez éramos menos eficientes en nuestra forma de vivir y la naturaleza, así como la desigualdad nos hacía ver que la idea de “progreso” era cuestionable.  Si bien no se avizora una revolución industrial o tecnológica para cambiar nuestra matriz energética y patrón de consumo, la peor suerte la llevaran los países primario-exportadores. La concentración del ingreso por parte de Estados Unidos tiene una serie de consecuencias (subida de la tasa de interés, caída de los precios de los minerales, desaceleración de las economías, menor gasto público, etc) que impactaran en la economía peruana y en su política pública. Lastimosamente el Perú no estuvo preparado para dichos cambios (no diversifico su economía dependiente de la extracción del “guano” moderno) y le tocara enfrentarse al “baile de los que sobran”.

Frente a ello, el gobierno se ha propuesto implementar una serie de medidas que no ataca el tema de fondo (diversificar la economía), sino más bien “ser atractivo” a la inversión extranjera directa y reducir los costos (ambientales, sociales, laborales) para la ya acentuada, dándoles la tan ansiada “confianza” que necesitaban para seguir invirtiendo en nuestro país. Lo cierto es que con medios de comunicación de por medio, expertos “comprometidos” y alguna academia “prestada”, se ha conseguido dar confianza mediante el discurso dogmático que el mercado lo puede todo, y que podemos enfrentar lo que se viene para el Perú.

Sin embargo, el trasladar el costo ambiental y social del inversionista a la funcionario (responsabilidad administrativa por cualquier demora en la evaluación ambiental); al patrimonio cultural y arqueológico (silencio positivo administrativo para los Certificados de Inexistencia de Restos Arqueológicos); y finalmente a la naturaleza (generando incertidumbre si realmente se reducen impactos ambientales y sociales), no necesariamente aseguraran inversiones, porque estas medidas, junto con otras (mayor flexibilización laboral en sector público y privado), pueden traer como una errada formula mayores conflictos sociales y ambientales, desconfianza en la población, mayor riesgo ambiental y una inestabilidad política que impida acentuar inversiones a largo plazo. El miedo rentista y cortoplacista se impone a una visión de futuro sobre el modelo de desarrollo peruano. Como decía Oscar Ugarteche el lunes, el discurso dogmático enceguece al Perú.

jueves, 4 de julio de 2013

Distribución, consumo y límites planetarios

Artículo escrito por Alejandra Alayza y publicado en el diario La República. La mayor presión sobre los recursos naturales se debe al consumo excesivo de recursos por el 10% más rico de la población mundial. Normalmente se ha señalado a los países del norte de esta concentración, pero junto a este proceso el crecimiento de las clases medias de las nuevas economías constituye un reto adicional que hace más grave la situación. Dos enfoques agudizan este problema.
Por un lado, se reproducen modelos de consumo no viables desde la perspectiva de límites planetarios (límites en el uso de los recursos naturales que no deberíamos traspasar para evitar impactos más acelerados y hacer inhabitable el planeta), y adicionalmente porque se asientan en modelos de concentración/exclusión del acceso a recursos que lo hacen ineficiente.
Para atender la mejor calidad de vida de más personas, la discusión sobre redistribución y modelo de consumo es central. Para muestra un botón: atender el aporte calórico adicional que necesita 13% de la población mundial que padece hambre requeriría tan solo el 1% de la producción de alimentos. Un viejo debate con postergadísimas respuestas.

lunes, 1 de julio de 2013

Mejor preocuparnos

Artículo escrito por Armando Mendoza y publicado en el diario La Primera. La noticia ha sido un baldazo de agua fría: el Bank of América Merrill Lynch; uno de los mayores bancos de inversión a nivel mundial; redujo su estimado de crecimiento de la economía peruana a 4.4% para este año, muy por debajo de las proyecciones del MEF. Esta noticia debería darnos pausa sobre la marcha de la economía nacional y forzar la reflexión.
Y es que nuevamente la realidad plantea la necesidad de reformular el modelo de crecimiento basado en la primarización de la economía y la exportación de materias primas; modelo cuyas debilidades son conocidas: dependencia de un puñado de grandes economías, demanda estancada o declinante, vulnerabilidad ante caída de precios; justamente lo que ocurre ahora.
Los factores que impulsaron el auge del cobre y otros minerales, ya no parecen tan promisorios, pues estamos entrando a una fase de menor demanda y menores precios. Ya lo estamos viendo: La Cámara de Comercio de Lima informa que entre enero y abril nuestras exportaciones cayeron 14%; equivalente a unos US$ 2 mil millones de dólares menos. No es poca cosa.
Más aún, se proyecta que los precios del cobre, oro y otras materias primas declinaran en los próximos años. Pero en el Marco Macroeconómico Multianual 2014-2016 del MEF se apuesta por exportar más minerales para compensar la caída de precios. Es decir, vemos que se viene un maretazo y nos metemos más en el agua.
Cierto que la minería y otras industrias extractivas cumplen y cumplirán un rol central en la economía nacional. Pero seguir exportando más y más materias primas, cruzando los dedos para que los precios no caigan, no es precisamente una receta de éxito.
No estamos en una situación crítica, pero ya es tiempo de preocuparse en serio en fortalecer y diversificar nuestra economía, mejorando nuestra competitividad; y no precisamente la competitividad del “cholo barato”, sino de la que surge de tener altos niveles de productividad y de valor agregado, de innovar y generar nuevas tecnologías y productos.
Apostar todas nuestras fichas a un crecimiento perpetuamente basado en el modelo primario-exportador es insensato. Requerimos un plan de diversificación económica, que genere mayor valor agregado y reales avances en competitividad. Hay recursos y capacidades para ello; lo que necesitamos es la voluntad para cambiar y no seguir con más lo mismo.