martes, 21 de julio de 2015

La justicia ambiental es tanto global como nacional

Artículo escrito por Eduardo Gudynas de CLAES, publicado en el diario UNO. Pocos días atrás reaparecieron las tensas vinculaciones entre globalización, extractivismos y sus efectos. Ahora fue en Ecuador, donde su presidente lanzó la idea de una Corte Internacional de Justicia Ambiental. Propuesta que todos compartiríamos, pero que debe ser analizada con cuidado.

El presidente Rafael Correa enmarcó su iniciativa en conceptos que ha repetido varias veces: “La conservación, en países pobres, no será posible, si esta no genera claras y directas mejoras en el nivel de vida de su población”. Sus dichos son correctos, pero esconden una problemática clave que debe ser puesta en evidencia.

El problema es que el gobierno Correa, al igual que en los países vecinos, cree que esa necesaria meta se logrará mediante una masiva extracción de recursos naturales para ser exportados. Por lo tanto, el bienestar queda supeditado a muchos pasos intermedios, que van desde las condicionalidades de inversores, la subordinación comercial global, instalar mecanismos que puedan capturar al menos parte de la riqueza de esas exportaciones y, finalmente, que el Estado sea honrado, efecto y ejecutivo en redistribuir esos beneficios para que lleguen a la gente. La historia muestra que esas etapas intermedias y los efectos de la extracción hacen imposible llegar a esa meta, y por ello que nuestros países siguen siendo extractivistas, sin resolver de raíz la pobreza y padeciendo duros daños ambientales.

Para evitar cambiar de raíz esa estrategia de desarrollo, los gobiernos esquivan las responsabilidades nacionales enfocándose en los problemas ambientales únicamente a escala global. Siguiendo esa moda, el presidente Correa, en el mismo discurso citado arriba, propuso crear una “Corte Internacional de Justicia Ambiental”, mediante un tratado vinculante entre estados.

Sin duda que usted y yo estaremos de acuerdo. Pero hay una trampa: esa Corte estará específicamente enfocada en “la lucha contra el cambio climático”. Con ello, la justicia ambiental parece que desaparecería para los impactos ambientales locales o nacionales, y quedaría restringida a cuestiones planetarias, y solamente en energía y cambio climático.

Algunos se asombran con esta contradicción. Pero esta es la única salida disponible para un régimen extractivista que quiera decir algo en cuestiones ambientales. En efecto, no pueden sostener una justicia ambiental local o nacional, porque si ella fuese aplicada en serio deberían cerrarse o modificarse muchos emprendimientos extractivistas. Solo les quedan las cuestiones planetarias, y mientras esos tratados se negocian, tienen años para seguir siendo extractivistas. Para tener una justicia ambiental en serio, deberá ser tanto nacional como global.

Ver en: http://diariouno.pe/columna/la-justicia-ambiental-es-tanto-global-como-nacional/

Transiciones y alternativas al extractivismo en el Perú: un debate impostergable

Artículo escrito por Ana Romero de RedGE, publicado en el diario UNO. Es evidente la vocación del gobierno del presidente Ollanta Humala por priorizar la atracción de inversiones extranjeras incluso sacrificando regulaciones socioambientales, postergando derechos de las poblaciones, obstaculizando el acceso a medicamentos, por citar algunos. Y además podemos decir también, que entre las principales inversiones priorizadas están las extractivas, y la minera por excelencia.

También es evidente que este modelo que basa el crecimiento económico en la exportación masiva de materias primas, ha generado una intensa conflictividad social, el último caso de Tía María es una muestra de ello. Pero en general podemos hablar de proyectos extractivos que se imponen a pesar de las resistencias en las poblaciones locales, que muestran la represión y la criminalización de la protesta, en medio de -también un evidente debilitamiento de la democracia en nuestro país- un año pre electoral-.

Estas son muestras que es impostergable pensar en alternativas al extractivismo en el Perú. Es un debate que se hace cada vez más necesario frente a un modelo que ya no se sostiene más.
En este marco es que el día de mañana martes 14 de julio se presentan tres libros claves (en un Foro Público en la UARM a las 5.30 pm), en los que se plantean caminos y propuestas de alternativas al extractivismo en el Perú.

Eduardo Gudynas, en su libro Extractivismos. Ecología y política de un modo de entender el desarrollo y la Naturaleza, editado por la RedGE entre otros; analiza los impactos de los extractivismos que imponen formas particulares de entender la Naturaleza, en concebir la política y en especial la democracia, en manejar el marco de derechos de las personas y del ambiente, y en acoplarse a la globalización, tal como lo dice el propio autor.

Por otro lado, José de Echave en su libro editado por CooperAcción y RedMuqui entre otros, La minería en el sur andino: los casos de Cusco y Apurímac, presenta un análisis muy completo sobre las tendencias de la minería en estas dos regiones y muestra la ausencia de un debate público que corresponda a la magnitud de las transformaciones, y presenta algunas propuestas necesarias para regular y limitar la expansión minera considerando los derechos de las poblaciones locales y de la propia naturaleza.

Finalmente, en el marco del trabajo que el PTDG y BD vienen desarrollando presentan una reflexión sobre los principales problemas del sistema económico-político actual que viven nuestros pueblos y movimientos sociales en Alternativas para la Vida. Más allá del desarrollo. Documento clave porque son resultado de un trabajo colectivo entre dirigentes sociales, investigadores, activistas, ente otros. 
Ver en: www.redge.org.pe

Ver en: http://diariouno.pe/columna/transiciones-y-alternativas-al-extractivismo-en-el-peru-un-debate-impostergable/

Economistas del siglo pasado

Artículo escrito por José De Echave de CooperAcción, publicado en el diario UNO. Hace unos días, el Premio Nobel de Economía, Joseph Sitiglitz señalaba (Le Monde 11/07/2015) que se tiene que redefinir varios conceptos en la economía. Uno de los conceptos que menciona es el del crecimiento: “hay que cambiar los métodos que utilizamos para medirlo, para que éste refleje realmente la sostenibilidad de las actividades económicas”. Según Stiglitz, no incorporar el criterio de sostenibilidad provoca serias distorsiones en las evaluaciones y proyecciones económicas. 

Algo de esto le pasa al publicitado estudio, encargado por la Confiep y realizado por el Instituto Peruano de Economía (IPE): “El Costo Económico De La No Ejecución De Los Proyectos Mineros”, que llega a la conclusión que el país habría perdido 67 mil millones de dólares por conflictos sociales y/o trabas burocráticas. 

En el estudio del IPE no aparece ni por asomo el criterio de sostenibilidad que reclama Stiglitz. El enfoque del estudio en relación a la minería se puede resumir de la siguiente manera: el país tiene que hacer toda la extracción posible en el más breve plazo de tiempo posible.
Esta lógica de extracción exacerbada, a todas luces no tiene viabilidad social y ambiental (lo muestran los conflictos asociados en el Perú y en todo el mundo), ni tampoco viabilidad económica si se incorpora el criterio de sostenibilidad propuesto por Stiglitz.  

Lo que los economistas del IPE definen como trabas burocráticas y problemas sociales, en muchos casos son precisamente intentos de construir esa lógica de sostenibilidad que a todas luces hace falta y que tiene que expresarse en políticas públicas que generen equilibrios sociales, ambientales y también económicos. 

Por lo tanto las “demoras” aludidas deberían permitir construir sostenibilidad en las relaciones y en muchos casos también terminan ampliando beneficios económicos y hasta montos de inversión. Un ejemplo de ello es el caso de mal citado proyecto Las Bambas: inicialmente era una inversión de menos de US$ 5 mil millones y en la actualidad -según un último reporte del Ministerio de Energía y Minas- ya bordea los US$ 10 mil millones. Esta cifra no ha sido tomada en cuenta en las sumas y restas del IPE.

A estas alturas no se puede pretender seguir actuando como si la economía se moviese al margen de la realidad. Ya no estamos en el siglo pasado y análisis como los del IPE no toman en cuenta variables fundamentales, como la ambiental, la crisis climática, etc. Estos temas no aparecen en las proyecciones de economistas que al parecer se han quedado anclados en el siglo pasado. 

Se necesita recuperar sensatez para evitar que se sigan implementando políticas erradas. Alberto Acosta señala en un reciente trabajo que: “cualquiera que crea que el crecimiento exponencial puede durar para siempre en un mundo finito es loco o economista”. Para no generalizar, precisamos: un tipo de economista, los del siglo pasado. 

Ver en: http://diariouno.pe/columna/economistas-del-siglo-pasado/