viernes, 21 de agosto de 2015

Eduardo Gudynas: Decir que Perú es un país minero refleja la incapacidad estatal para ofrecer otras salidas

Entrevista a Eduardo Gudynas de CLAES en el diario La República. 

Hace  unas semanas los trabajadores de la minera Doe Run, en Junín, La Oroya, decidieron protestar porque la empresa no pasó la licitación para seguir operando en la zona. Las razones: no cumplía con el requisito de respetar los estándares ambientales que involucraban el aire de la zona. 

Con esto, quedó descartada la presentación de ofertas económicas por el Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO) y la mina Cobriza. La ausencia de postores estuvo motivada por la rigidez de la legislación ambiental en el país materializada en el Instrumento de Gestión Ambiental Correctivo (IGAC) que recientemente aprobó el Estado.

Las protestas de los trabajadores provocaron la muerte de un ingeniero que solo estaba de visita en la planta. El proceder de ellos ha sorprendido a muchos, ya que en la zona se vive una alta contaminación ambiental que ha provocado que los pobladores tengan enfermedades por intoxicación de metales pesados. 

En entrevista con LaRepública.pe, Eduardo Gudynas, Investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES) nos dio su perspectiva sobre este caso, que se repite en otros países de Latinoamérica 

El conflicto en la Oroya es bastante contradictorio, los pobladores quieren el regreso de las operaciones de DOE RUN pese a que son conscientes de la contaminación que esto implicaría

En efecto, es contradictorio. Eso ocurre cuando hay comunidades que han quedado atrapadas con una actividad extractivista de alto impacto, pero que entienden que esa es su única opción económica. Expresa por un lado, la perversidad a la que se puede llegar ya que todos saben de los gravísimos impactos en la salud y el ambiente de todo el complejo minero metalúrgico, y por el otro lado, la incapacidad estatal en ofrecer puertas de salida hacia otros tipo de actividad económica o fuente de empleo. Se burlan o desechan la exploración de otras alternativas económicas. 

¿Dicen que somos un país minero. ¿Es así de cierto como suena, no podemos vivir sin minería? 

Decir que un país es minero, como si eso estuviera automáticamente grabado a fuego en cada niño que nace, como si fuera un instinto compartido por toda la nación, o como si sólo existieran esas opciones de desarrollo. Todo ello es aceptar un mito cultural que crea la imposibilidad de cualquier cambio. Es un mito que afirma que Perú es y será minero por toda la eternidad. ¿Es ese un proyecto de país al futuro? Me parece que no, comenzando por entender que Perú es un país cultural y ecológicamente diverso. Es también un país forestal, una nación agrícola, una tierra de gente con hábiles manos para hacer muchas otras cosas. 

¿Dependemos estrictamente de la minería para que Perú crezca económicamente?

Ese es otro mito, ya que hay países que no son mineros que igualmente crecen. Separando su pregunta en sus distintos componentes, por un lado debe señalarse que los factores de crecimiento para ser vigorosos no pueden depender de la venta de materias primas, las que a su vez dependen de los precios internacionales, y no son controladas por Perú. Las economías pueden crecer en sus indicadores macroeconómicos pero la calidad de vida mejora parcialmente o sus avances son frágiles.

A lo mejor la explotación de recursos naturales es una salida más fácil

Sin duda. La dependencia en exportar materias primas en América del Sur se debe a gobiernos y partidos políticos que o bien no han sabido renovarse en sus ideas sobre el desarrollo, y creen que las empresas exportadoras los mantendrán a flote, o bien se deben a que los partidos progresistas en los países vecinos renunciaron a seguir explorando alternativas al desarrollo. 

¿Qué otras opciones de inversión tendría un lugar como La Oroya, que no implique necesariamente extractivismo?

Los sitios de impactos extremos de los extractivismos, como La Oroya, son casi como agujeros negros del desarrollo. Por ello las opciones de salida no pueden pensarse solamente para la localidad, sino que deben ser entendidas regionalmente. Entre esas primeras opciones es necesario revisar cuáles son los encadenamientos agrícolas y ganaderos posibles que se pueden hacer con el resto del departamento y con los departamentos vecinos.

Cree que Latinoamérica ha mejorado o por lo menos ha bajado su dependencia al extractivismo, o ¿estamos igual?

Se ha aumentado la dependencia de los extractivismos. Todos los países han buscado ampliar su base extractivista. Por ejemplo, los que eran mineros buscaron sumar nuevos rubros, como sucedió con el litio en Argentina y Bolivia. Los que no eran mineros, quisieron entrar a la megaminería a cielo abierto como Ecuador y Uruguay. 

Todos buscan petróleo, hasta en Paraguay. Y se ha iniciado la extracción de gas por fractura hidráulica, fracking, por ejemplo en Argentina. En el país con el mayor sector industrial de América del Sur, Brasil, ocurrió una desindustrialización con un aumento notable de las exportaciones de materias primas, especialmente hierro, aluminio y soja.


martes, 4 de agosto de 2015

Mal de muchos…

Artículo escrito por Armando Mendoza de OXFAM, publicado en el diario UNO. La ausencia en el mensaje presidencial de Fiestas Patrias de alguna mención significativa sobre la desaceleración económica, no solo reflejó el poco o nulo deseo de abordar temas incómodos. También evidenció que el régimen se está quedando sin balas en su cartuchera de medidas, y que su mejor apuesta sería aguantar hasta el 2016 y que el próximo gobierno cargue con la factura.

Y es que las condiciones externas excepcionales que gozamos por años; con altos precios de las materias primas que exportamos, se han acabado. La fiesta terminó, y estamos descubriendo en la resaca de todo lo vivido, que seguimos siendo una economía pequeña, dependiente y altamente vulnerable. Tuvimos una década de condiciones ideales, y ciertamente crecimos; pero no nos desarrollamos ni nos trasformamos. Apostamos todo a la fantasía de que los precios internacionales seguirían elevados indefinidamente y ahora nuestro panorama es incierto.

Uno de los aspectos más graves del fin del auge es el deterioro de los ingresos fiscales. Del 2013 al 2014 el monto de tributos pagado por las industrias extractivas (minería e hidrocarburos) se redujo en casi 25%. El panorama para el 2015 es igual de malo o peor; no solo porque los precios internacionales siguen deprimidos, sino también por la rebaja en el impuesto a la renta de las empresas que el gobierno impuso, dizque para “reactivar” la inversión privada. Por supuesto, la inversión privada sigue estancada, y lo único que logró esta medida fue traerse abajo la recaudación. Al cierre del primer semestre lo recaudado por impuesto a la renta de la minería y la pesca ha caído en 40%. En el caso de hidrocarburos la caída es aún mayor: más del 50%.

Estamos hablando de miles de millones de soles que el fisco ha regalado impunemente, sin obtener compensación alguna. Eso nos pasara factura tarde o temprano, cuando el déficit fiscal apriete y por algún lado tengamos que recortar gastos. ¿Quién pagara los platos rotos?: ¿la educación, la salud, los programas sociales?.

Mal de muchos, consuelo de tontos, dicen; y ese refrán puede aplicársele a nuestro país, pues a lo largo y ancho de América Latina se repiten los casos de gobiernos que se intoxicaron con los altos precios de las materias primas, y que ahora no tienen respuesta cierta frente a la desaceleración económica y el desbalance fiscal. Ese pobre consuelo les queda a nuestros gobernantes, que durante las vacas gordas se mostraron tan eufóricos como poco previsores.

Ver en: http://diariouno.pe/columna/mal-de-muchos/