Artículo escrito por Eduardo Gudynas de CLAES y publicado en el diario La Primera. Una mirada a los vaivenes mundiales durante el año, permite elaborar un esquemático balance. A pesar que repetidamente se anunció el fin del capitalismo por la crisis económico financiera en los países industrializados, nada de eso ha tenido lugar. Es más, esa crisis se está procesando como una etapa más del capitalismo convencional, con masivas transferencias de riquezas y aumento de la pobreza y desigualdad.
En esos reacomodos, muchos países de América Latina han logrado aumentar sus exportaciones y atraer más inversiones aprovechando los nichos disponibles en materias primas. Pero la bonanza de años anteriores se está apagando.
El reciente informe del BID alerta que las exportaciones latinoamericanas solo crecieron 1,5% en el 2012, mientras que en el 2011 aumentaron un 26%. Algunos países aumentaron sus exportaciones, pero en otros hubo caídas, como en Perú (reducciones estimadas en 3-4 %). Los actuales desempeños se deben a una demanda europea en contracción, la desaceleración en Asia, y un pequeño repunte en las importaciones de EE.UU.
Entretanto, el precio de las materias primas ha aminorado sus escaladas, aunque sus vaivenes en muchos casos dependen de los cambios en el cLima global.
China sigue avanzando en América Latina. Se enfoca en el suministro de minerales, Hidrocarburos y alimentos, pero también invierte en áreas conexas, como hidroeléctricas y puertos.
Queda en evidencia que la extroversión económica persiste, y el continente sigue globalizándose. Lo hace no solo comercialmente, sino también adhiriendo y defendiendo una institucionalidad global, como las reglas de arbitraje o los derechos de los inversores.
Es cierto que hay intentos de “desengancharse” de esa globalización. Por ejemplo, la utilización de una moneda “virtual” que reemplaza al dólar en el comercio regional (denominado SUCRE, y en uso por algunos países del ALBA) ya superó las 1,400 transacciones por unos 700 millones de dólares. Este es un paso alentador.
Otra alternativa a la dependencia global es apostar al comercio dentro de América Latina. Algunos lo han logrado: entre los países andinos, Bolivia y Ecuador registraron aumentos importantes en sus exportaciones regionales (34 y 23% según el BID), mientras que el peor desempeño fue Perú (8,6%). A pesar de esto, el comercio dentro de América Latina sigue siendo muy bajo (en el orden del 20%, mientras que en otras regiones es mayor al 50%).
Se cierra un año donde la globalización sigue muy presente, con todos sus claroscuros.
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