Artículo escrito por José De Echave, de CooperAcción, publicado en el diario La Primera. Los
pronunciamientos son cada vez más audaces. A los reclamos por los supuestos excesos
en los trámites que enfrentan los
inversionistas, voceros empresariales y algunos editoriales de la prensa han
comenzado a mencionar que la culpa de todos los males la tienen algunos
ministerios. El Ministerio del Ambiente (MINAM) es uno de los blancos
principales.
La queja
es que antes los trámites eran más simples y que ahora se han incorporado
entidades como el MINAM, que los complejizan. Lamentablemente, algunos
ministros repiten los mismos argumentos: por ejemplo, para el ministro de
Energía y Minas, Eleodoro Mayorga, “la creación del MINAM, la consulta previa y
la desagregación de responsabilidades ha sido un bache para las inversiones”
(Gestión del 14/05/2014).
El
punto central de las críticas empresariales es la famosa “tramitología”. Según
el ex presidente de la CONFIEP, Ricardo Briceño, la “tramitología” se expresa,
por ejemplo, en más de 180 normas vinculadas a la minería, que se entrecruzan y
crean confusión y desalientan las inversiones. Por lo tanto, el objetivo es
traerse abajo las precarias normas ambientales y sociales existentes y la
incipiente institucionalidad.
Los
blancos han sido bien identificados: son el MINAM y varios de sus organismos
adscritos, como la Organización de Evaluación y Fiscalización Ambiental, el
Sistema Nacional de Certificación Ambiental; también el Vice Ministerio de
Interculturalidad; la consulta previa; el proceso de descentralización, etc.
Los empresarios
sienten que ha llegado el momento de lanzar la ofensiva. Perciben que
en el actual contexto de desaceleración de la economía, es el momento oportuno para
hacer retroceder al gobierno y traerse abajo o, por lo menos limitar, instituciones
como el MINAM y las normas que les incomoda: si no se
puede desaparecer toda esa institucionalidad, por lo menos hay que maniatarla y
que quede simplemente para guardar las apariencias.
El
gobierno sigue retrocediendo y acaba de anunciar un nuevo paquete de medidas
para precisamente destrabar las inversiones. Falso y peligroso dilema para un
país entre regulaciones ambientales e inversiones.
Defender
la institucionalidad ambiental, significa defender el proyecto, todavía pendiente,
de construir una verdadera autoridad ambiental y no permitir que determinados grupos
de interés lleven al país a la época de la carreta.
Ver
en: http://laprimeraperu.pe/columna/hay-que-defender-el-ministerio-del-ambiente/
No hay comentarios:
Publicar un comentario