Artículo escrito por César Gamboa de DAR, publicado en el diario UNO. Que la COP 20 a celebrarse en Lima como el evento de cambio climático más importante del año se convierta en un distractor de las políticas globales y nacionales es una preocupación a la cual debemos estar atentos. No podemos negar que posiciones conservadores del sector privado y “radicales” pueden ver como riesgo a sus intereses y posiciones que se concreten avances en esta agenda climática.
De hecho, el Perú mostrara lo que se ha mencionado como “falsas ilusiones” en el campo de la mitigación climática. Duda esta calificación, aunque pueda percibirse como una desviación a los verdaderos compromisos globales: reduce tus emisiones de gases de efecto invernadero. El Perú ha suscrito un Acuerdo con Noruega y Alemania por $300 millones de dólares para reducir la deforestación en 50% y titulación de tierras, entre otras medidas, en los próximos 5 años. Queda pendiente ver como se implementa y como coherentemente asume la agenda de adaptación, en un país que es sumamente vulnerable, es una inconsistencia de este gobierno de la inclusión no impulsar dicha agenda, cuando los más pobres serán los más afectados.
Mientras que los movimientos sociales han apostado a la “poesía climática”, con una huelga de propuestas –a excepción de organizaciones indígenas-, actores globales y nacionales económicos siguen con la agenda de debilitamiento de las condiciones ambientales y sociales para darle viabilidad a las inversiones. Tan solo leamos fino las declaraciones de la Directora Lagarde del FMI que “cuellos de botella en infraestructura y clima política afectan crecimiento del Perú”, algo así para justificar la Ley del Paquetazo Ambiental. No podemos hacer un divorcio entre los logros climáticos o avances legales y las señales políticas de las elecciones regionales (debilitamiento institucional), la frustrada adecuación de la “minería informal”, etc, el proceso de debilitamiento de la institucionalidad (fiscalización ambiental) y estándares ambientales. Esto aún sigue siendo un debate político abierto entre los sectores del Estado y las empresas.
El mayor temor es que se aproveche la COP como un hito político e histórico para que pasen desapercibidos más amenazas y se pierdan verdaderas oportunidades para reformas profundas en la gestión de los recursos naturales.
Ver en: http://diariouno.pe/columna/cop-20-y-nuestros-mayores-temores/
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