lunes, 3 de diciembre de 2012

La nueva fórmula: E = C2 x E2


Artículo publicado en el diario La Primera y escrito por Eduardo Gudynas de CLAES. Una nueva aritmética política parece estar difundiéndose en América del Sur: asegurar las adhesiones “electorales” (E) promoviendo el “consumismo” (C), lo que obliga a incrementar el “extractivismo” (E). Hay una relación estrecha entre todos estos factores, donde un nuevo consumismo popular se financia con mayores exportaciones de materias primas y el fortalecimiento de las monedas nacionales.

No se malinterprete lo que estoy indicando. No estoy en contra del consumo popular, y por cierto que es muy bienvenido que quienes salen de la condición de pobreza puedan acceder a elementos indispensables para sus hogares o tengan sus propios medios de transporte, allí donde sea necesario. 

En cambio, mi alerta es sobre otro énfasis que parece difundirse en varios países, e incluso allí donde hay gobiernos progresistas. Me refiero a la promoción de un consumismo indiscriminado como signo de bienestar y calidad de vida. Es suponer que comprando utensilios de plástico, una gigantesca pantalla plana o un sofisticado celular, se alcanzará rápidamente la felicidad. Es la misma postura que exhibe como grandes avances la inauguración de nuevos centros comerciales o los record en la venta de equipos de aire acondicionado, mientras no se logra resolver el acceso a la vivienda popular o una buena salud pública. Como esas metas no se alcanzan, se contentan con las satisfacciones instantáneas y de corto aliento que brinda el consumo de plásticos baratos o textiles y electrodomésticos asiáticos.

Y con todo esto se aseguran adhesiones electorales. Cuánto más feliz esté la gente, mayores son las posibilidades de capturar sus votos. Esto lo sabía muy bien Lula da Silva, quien para enfrentar la crisis financiera de 2008, traspasó masivamente dinero a los sistemas de crédito, para comprar en eternas cuotas electrodomésticos y autos. 

Varios gobiernos parecen haber abandonado su lucha por cambios estructurales para atacar la pobreza, tales como el ahorro o crédito de largo plazo para resolver el déficit de vivienda, o la reforma educativa. Parecería que su interés primario es asegurar el libre acceso a los shoppings, y lo hacen porque esto construye adhesiones electorales.

Ese consumismo necesita que el extractivismo, y las exportaciones de commodities, deban aumentar una y otra vez. Las razones electorales hacen que consumo y extractivismo queden íntimamente vinculados. Más tarde o más temprano, habrá que romper esa fórmula, y buscar una nueva matemática que tendrá que partir desde la austeridad.


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