Artículo escrito por Eduardo Gudynas de CLAES de Uruguay y publicado en el diario La Primera. Se confirma que la actual fase de la
globalización se caracteriza por la volatilidad de los precios de las
exportaciones, sin una institucionalidad internacional que pueda controlarlo.
Esto hace que los países latinoamericanos, proveedores de materias primas,
naveguen en un mar de incertidumbres.
Estos y otros aspectos surgen del reciente
reporte de CEPAL sobre la inserción internacional. Allí se predice que los
precios de los productos básicos exportados por América Latina tendrán una leve
reducción en 2013. A esto se suma la creciente volatilidad en los precios, lo
que se está convirtiendo en un problema mayor. En varios casos hay amplias oscilaciones con subas y bajas desde 2012, pero
que no siempre son evidentes ya que los promedios anuales terminan siendo
similares a los de 2011.
Por ejemplo, productos
como el cobre y hierro han estado sujetos a picos y caídas. Las causas de esos
vaivenes están en interacciones complejas entre el consumo mundial, y en
especial desde China, la oferta disponible, y el consumo en las economías
industrializadas. Esas fluctuaciones son difícilmente manejables por la débil
institucionalidad del comercio global, el otro elemento clave para esta época
de incertidumbres.
Los países que dependen de la minería tienen
escenarios más complejos, mientras que los agroexportadores esperan incrementos
sostenidos en varios productos (en particular soya y carnes). Esto explica un
aumento en el valor de las exportaciones en Argentina, Bolivia, El Salvador,
Paraguay Uruguay.
En cambio, la CEPAL espera caídas en Guatemala,
Brasil y Perú. En estos dos últimos países, los descensos se deben a
reducciones en minería y petróleo. Algunos países parecería que intentarán
compensar esas caídas aumentando el volumen de las exportaciones. El camino más
sencillo para esto es habilitar cuanto antes nuevos proyectos extractivistas.
Pero eso no es efectivo frente a la volatilidad internacional de los precios y las
demandas.
El sentido común indica que se debe apuntar en
otra dirección: diversificar los productos exportados, donde por ejemplo, los
países mineros en vez de ser todavía más mineros, deberían potenciar su sector
agropecuario. Justamente Perú tiene enormes potencialidades en agropecuaria y
bosques para llevar adelante ese cambio de rumbo, y de allí retomar la
industrialización. Tendría beneficios comerciales, y podría reducir la conflictividad
del extractivismo.
Ver en: http://www.laprimeraperu.pe/online/columnistas-y-colaboradores/la-globalizacion-de-la-volatilidad-de-los-precios_149226.html
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