viernes, 11 de julio de 2014

Otra vez la Corrupción

Artículo escrito por Armando Mendoza de OXFAM, publicado en el diario La Primera. La reciente oleada de escándalos en el manejo de recursos por diversos gobiernos regionales, ha puesto nuevamente bajo los reflectores el tema de la corrupción en el estado; fenómeno endémico y persistente, y cuyo impacto sobre 
nuestro bienestar y posibilidades de desarrollo es considerable aunque no siempre sea  debidamente visibilizado. 

Por supuesto, en el presente contexto de denuncias sobre malos manejos en la regiones, la maquinaria anticorrupción se ha puesto mal que bien en marcha, y está actuando; más allá de vacios y limitaciones; espoleada por el escándalo y la indignación ciudadana, tratando de compensar ahora un largo acumulado de pasividad, displicencia, y, en algunos casos, una evidente connivencia y acomodo con gobiernos regionales envueltos en la corrupción. 

Ciertamente, es muy fácil centrar el tema de la corrupción y la lucha anticorrupción en aquello que hoy acapara titulares y declaraciones, y ahora discutir como reconfigurar el marco de los gobiernos regionales para disminuir vacios, controlar discrecionalidad y fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas. Todo bien con ello, ¿quién podría oponerse, después de todo?. Pero lo que no puede pasar es que lo inmediato y mediático distraiga o sea un sucedáneo de una acción más integral y profunda sobre la corrupción en el Estado, reconociendo como ella permea todos sus niveles y sectores, y se convierte en un elemento que nos recorta y niega el pleno disfrute de nuestros derechos ciudadanos. 

La corrupción en el manejo de los asuntos públicos no se limita a las regiones, y no es producto sólo de un proceso de descentralización mal llevado. No se resolverá simplemente con ajustarle los tornillos a los gobiernos regionales y re-centralizar funciones y recursos. Con menos ramplonería y más habilidad, la corrupción, grande y pequeña, está presente en cada institución, en cada oficina, en cada instancia del Estado, siendo que la corrupción más perniciosa y dañina es precisamente la más difícil de detectar. El amarre, la colusión, el arreglo, el faenón, siempre han estado presentes, como los ya casi olvidados videos de la salita del SIN lo evidenciaron. 

Mientras no tengamos la capacidad de asumir y reconocer el peso que la corrupción tiene en todos los niveles e instancias del Estado, y nos limitemos a reaccionar mediáticamente a escándalos de corrupción que en unas semanas o meses estarán más o menos olvidados, seguiremos siendo un país y una ciudadanía con un horizonte recortado. 

Ver en: http://laprimeraperu.pe/columna/otra-vez-la-corrupcion/ 

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