Artículo publicado en el diario La Primera, escrito por César Gamboa. La reciente renuncia de la Viceministra de Pesquería, Patricia
Majluf, debilita la sinuosa confianza que tiene la sociedad civil al Gobierno
de Ollanta con respecto a mejorar la gestión ambiental y social de las
inversiones en nuestro país.
Si en hidrocarburos (Camisea), electricidad (Inambari), minería
(Conga) o el magro marco legal de la consulta para los pueblos indígenas, tenemos
casos emblemáticos de los cuales parece que no queremos aprender, la ultima
declaración del presidente Ollanta sobre el caso de Conga, parecía que podría
ser el cambio de rumbo de pasar de administrar “tiempos” y lograr cambios
concretos (mejorar la coordinación intersectorial, mejorar el EIA, implementar
el EAE, fortalecer la fiscalización
ambiental y social). Lastimosamente, la renuncia de Patricia haría claro que
estamos ante meras declaraciones cuando son momentos de definiciones.
Lo que planteaba la ex Viceministra de Pesquería en el sector era
una propuesta alternativa de corregir/mejorar el extractivismo depredatorio que
se produce en el litoral peruano y, por lo menos, hacer cumplir las normas. Esto
pasa por ordenar el aprovechamiento, planificarlo a largo plazo y mejorar la
evaluación y fiscalización de las obligaciones ambientales. Los hechos eran la
cuota de Merluza o permiso para la Pota, denuncias de mal manejo de los
recursos, la respuesta, privilegiar el irracional extractivismo. Tal como
menciona Patricia Majluf en su carta de renuncia “las decisiones sobre las
medidas de manejo de los recursos pesqueros ignoran la mejor información
técnica y científica posible, cediendo a las presiones de intereses
particulares”.
Es claro que se necesitan cambios profundos en el sector pesquero,
al igual que el sector minero y energético, y fortalecer la perspectiva
ambiental, no para limitar su producción, sino para hacerla sostenible en el
tiempo. Otro ejemplo vergonzante es que no podamos prevenir los impactos de
fauna (pelicanos, pingüinos, delfines) ante los cambios de temperatura por las
corrientes acuáticas, que no sepamos el impacto que tendrán estos cambios en el
Mar de Grau, no podemos ni prevenirlos, ni mitigarlos, y nadie asume su
responsabilidad por esta falta de acción del Estado. Si seguimos pensando en el
presente, si nos contentamos con que el “Perú Avanza”, sin saber a donde, pues
es seguro que cometeremos los errores de otros países extractivistas en el
pasado.
Finalmente, uno no puede ser imparcial cuando conoce a una
persona, y más aún cuando la admira por su trabajo y la coherencia que profesa.
Lo cierto es que este Gobierno pierde mucho dejando ir a Patricia Majluf, más
que la confianza, pierde especialmente la capacidad para hacer las cosas bien.
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