Artículo escrito por Armando Mendoza de OXFAM, publicado en el diario La Primera. Cuando
se revisan los sucesos que positiva o negativamente afectan al Perú, siempre queda
la impresión de que el nuestro es un país donde reaccionamos a las cosas que
nos pasan, pero donde rara vez; por no decir que nunca; hacemos que las cosas
nos pasen. Ello tiene que ver con la pobre cultura de planificación en el
estado peruano, pues somos el país del ya veremos, del después te explico, del
ya tu ve.
Ejemplos
de esta carencia tenemos a montones y recientes. Por ejemplo, la reducción de
la recaudación minera agarro desprevenido al MEF, pese a que era algo que se
venía venir, y, como en el Perú la pita siempre se rompe por lo más delgado, ello
terminó en un ajustón feroz y arbitrario a los presupuestos de gobiernos
regionales y locales. Otro ejemplo, es el bochorno de la más reciente alarma
por maremoto, con descoordinaciones y absurdos tragicómicos, reflejando la
pobre planificación estatal frente al riesgo de desastres.
Se
constata que uno de los problemas centrales de la gestión pública en el Perú es
el horror a la planificación, entendida como un proceso de análisis y decisión con
real sustancia y coherencia, reflejado en acciones efectivas; y no como un mero
ejercicio burocrático que queda en nada. Y es que en nuestro país estamos aun empeñados
en asumir que un estado que planifica es un estado intervencionista y
controlista, falacia ideologizada que sectores interesados dentro y fuera del
Estado han difundido.
Reflejando
esta visión distorsionada del rol de la planificación estatal, el Centro
Nacional de Planeamiento Estratégico - CEPLAN, que debería ser la entidad que
lidere la planificación estatal, anda por ahí, perdida en la irrelevancia
institucional, convertida en otro club de amigos que no genera valor agregado
al país. El panorama a nivel regional y local no es muy diferente. Las docenas,
cientos de planes de desarrollo estratégico, diversificación productiva, etc., son
en su enorme mayoría meros monumentos a la irrelevancia. Papeles para archivar divorciados
de la realidad.
La
planificación estatal es un componente indispensable para el desarrollo
nacional, pero el Perú en ese sentido está demasiado a la zaga. Urge superar
las barreras ideológicas y burocráticas existentes y construir un estado que
piense y que planifique, porque en ello está en juego la sostenibilidad del
crecimiento y el desarrollo, y la oportunidad de dejar de ser, de una vez por
todas, ese país al que simplemente le pasan las cosas.
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